En las Trinchera de la Democracia Revolucionaria: Un Llamado a la Unidad y la Lealtad

Desde las raíces ardientes de esta Patria que late al compás de la historia, yo, militante de corazón y puño en alto del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), alzo mi voz no como individuo, sino como soldado de un colectivo indomable. Hoy, ante el Reglamento del Proceso de Postulación 2025, no veo meras normas: veo el mapa de una batalla sagrada por la pureza revolucionaria, la ética inquebrantable y la victoria popular. Este documento no es papel; es el escudo y la espada que forjamos para defender el sueño de Chávez.
La Asamblea, Fortaleza del Pueblo.
En el artículo 6, la Consulta de Base emerge como el grito de las calles, el eco de los barrios donde la democracia no es un ritual, sino un acto de fe. Las Asambleas de Base (Artículo 7-9) son nuestro ágora socialista: sin votaciones limitantes, sin cálculos mezquinos. Aquí, cada militante —joven de 15 años o veterano curtido en mil batallas— nombra a sus cinco candidatos con la libertad de quien siembra futuro. No hay campañas ni propaganda (Artículo 3), solo el honor de servir. ¿Acaso no es esto el centralismo democrático en acción? La disciplina estóica de callar ambiciones personales para que hable la voz colectiva.
Los Principios, Nuestra Brújula en la Tormenta
El artículo 4 es nuestra carta de navegación: unidad, lealtad al líder eterno, antiimperialismo. No son palabras, son juramentos tallados en el alma. Postularse no es un derecho, es un deber sagrado que exige ética revolucionaria (Artículo 11). ¿Quién puede aspirar a representarnos? Solo quienes lleven en el pecho el legado de Chávez, quienes defiendan al obrero, al campesino, al indígena. Y a quienes fallen, la disciplina será implacable (Artículo 15-17). La Vicepresidencia de Disciplina no castiga; purifica. Porque en esta trinchera, la corrupción y la traición son balas del enemigo.
La Decisión Final: Confianza en la Dirección Colectiva
Algunos murmuran: “¿Por qué la Dirección Nacional decide al final?” (Artículo 14). Respondo con la firmeza de quien ha visto caer compañeros en la lucha: la revolución no es anarquía. El Alto Mando no es un grupo de élite; es la síntesis de miles de asambleas, el cerebro que unifica el corazón de las bases. Confiamos, no por obediencia ciega, sino porque sabemos que cada candidato será escrutado bajo el sol de la moral revolucionaria. ¿Acaso no es esto el verdadero poder popular: delegar con conciencia, no con desconfianza?
Hacia 2025, con el Paso de Gigantes
Compañeros, este reglamento no es un trámite: es nuestro código de honor. En 2025, no iremos a elecciones; marcharemos a una gesta. Cada asamblea será un acto de resistencia contra el imperialismo, cada candidato un soldado en formación. Que los escépticos teman; nosotros, los leales, construimos. Como dijo el Comandante Eterno: “¡Unidad, lucha, batalla y victoria!”. Que el mundo vea que aquí, en Venezuela, la democracia no se vende: se vive con fuego en el alma y disciplina de acero.
¡Hasta La Victoria Siempre! ¡Venceremos!
Este artículo no es solo una reflexión; es un llamado a las armas morales. Desde las UBCH hasta la Dirección Nacional, cada militante es guardián de la esperanza. Que nadie dude: el PSUV no es un partido, es un pueblo en marcha.