15/04/2025
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¿”Querer es Poder”? del Libre Albedrío a los Imponderables.

Querer es Poder

1. Marco Ontológico: Libre Albedrío y la Naturaleza de la Realidad

Ontológicamente, el libre albedrío se define como la capacidad de un agente para elegir entre opciones genuinas, sin estar completamente determinado por factores externos. Sin embargo, los imponderables—eventos fuera de nuestro control como desastres naturales, condicionamientos socioeconómicos o predisposiciones biológicas—cuestionan la verdadera autonomía del ser humano.

En nuestra conversación inicial, planteamos que aunque deseamos concebirnos como seres completamente autónomos, nuestras decisiones están influenciadas por diversos factores externos. El determinismo sugiere que todo está causalmente predeterminado, lo que convertiría al libre albedrío en una ilusión. No obstante, el compatibilismo, defendido por filósofos como Hume y Dennett, propone que el determinismo y la libertad pueden coexistir. Según esta perspectiva, somos libres cuando actuamos conforme a nuestros deseos y motivaciones internos, incluso si estos están condicionados por factores externos.

Los imponderables limitan nuestras opciones pero no necesariamente anulan nuestra capacidad de elegir entre las alternativas disponibles. Merleau-Ponty afirma que estamos “condenados a ser libres”, enfatizando que la libertad existe dentro de un marco de posibilidades finitas. Esto implica que, aunque no podemos controlar todos los elementos de nuestra realidad, aún poseemos agencia dentro de esos límites.


2. Análisis Filosófico: “Querer es Poder” y la Dualidad Voluntad-Capacidad

La premisa “querer es poder” asume una relación directa entre la voluntad y la capacidad, pero, como bien señalas, esta correlación es problemática.

  • Voluntad sin Capacidad: Un artista que desea crear una obra maestra pero carece de los recursos o habilidades necesarios ejemplifica esta situación. Su voluntad es fuerte, pero los imponderables—como limitaciones económicas o educativas—le impiden realizar su deseo. Schopenhauer argumentaría que la voluntad es ciega y no garantiza resultados.
  • Capacidad sin Voluntad: Un individuo con talento para la música que carece del deseo de dedicarse a ella demuestra que la capacidad por sí sola no conduce a la acción. Kant destacaría que la verdadera libertad reside en actuar por deber y no meramente por inclinación o habilidad.

Esta dualidad muestra que el libre albedrío no es simplemente cuestión de querer o poder, sino de cómo se interrelacionan la voluntad y la capacidad dentro de un contexto determinado. Sartre sostiene que, incluso en circunstancias opresivas, el ser humano es libre de elegir su actitud y definir su esencia a través de sus decisiones. Viktor Frankl, sobreviviente de los campos de concentración, es un ejemplo tangible de esta filosofía.

La premisa “querer es poder” resulta entonces reduccionista, ya que ignora las complejas interacciones entre individuo y contexto. Marx ilustra esto al afirmar: “Los hombres hacen su propia historia, pero no la hacen a su libre arbitrio, bajo circunstancias elegidas por ellos mismos”.


3. Perspectiva Teológica: Libre Albedrío, Imponderables y la Voluntad Divina

En el ámbito teológico, el libre albedrío se enfrenta al desafío de la omnisciencia y omnipotencia divinas.

  • Dilema de la Predestinación: Teólogos como Agustín de Hipona y Calvino apoyan la idea de la predestinación, mientras que Pelagio y Arminio defienden la libertad humana. La teología molinista, propuesta por Luis de Molina, intenta reconciliar estos conceptos sugiriendo que Dios conoce todas las posibles decisiones libres sin determinarlas. Esto preserva el libre albedrío humano dentro del conocimiento divino.
  • El Problema del Mal: La existencia de imponderables negativos, como enfermedades o desastres, plantea preguntas sobre la benevolencia divina. Si Dios es omnipotente y omnibenevolente, ¿por qué permite sufrimientos que limitan nuestra libertad? Este es un debate central en teodicea.
  • Gracia y Libertad: Tomás de Aquino enseña que la gracia divina no anula el libre albedrío sino que lo eleva. Sin embargo, esto introduce la cuestión de hasta qué punto la intervención divina influye en nuestras capacidades y decisiones.

En otras tradiciones, como el islam, el concepto de qadar (destino) coexiste con la responsabilidad humana. El Corán (13:11) afirma: “Dios no cambia la condición de un pueblo hasta que ellos cambien lo que hay en sí mismos”, enfatizando la importancia de la acción individual dentro del marco del destino divino.


4. Síntesis: ¿Deben Considerarse los Imponderables al Hablar de Libre Albedrío?

Definitivamente, sí. Considerar los imponderables es esencial para una comprensión realista del libre albedrío.

  1. La libertad no es absoluta: Vivimos en un mundo con limitaciones materiales, biológicas y sociales. Ignorar estos factores conduce a una percepción errónea de nuestras capacidades y responsabilidades.
  2. Responsabilidad Ética: Desconocer los imponderables puede llevar a juzgar injustamente a los individuos por circunstancias fuera de su control, fomentando una visión individualista ingenua.

Sin embargo, los imponderables no eliminan el libre albedrío, sino que definen el campo de posibilidades donde este se ejerce. Heidegger, con su concepto de “Ser-en-el-mundo”, resalta que nuestra existencia y decisiones siempre están contextualizadas. La esencia de la libertad radica en elegir auténticamente dentro de las posibilidades reales.


Conclusión

La premisa “querer es poder” es parcialmente cierta. La voluntad es crucial, pero sin capacidad, no siempre se traduce en acción efectiva. El libre albedrío se encuentra en la tensión entre nuestra voluntad autónoma y los límites impuestos por los imponderables. Reconocer esta dinámica nos permite ejercer nuestra libertad de manera más consciente y responsable.

Como expresó Albert Camus: “En medio del invierno, aprendí por fin que había en mí un verano invencible”. Esta cita encapsula la resiliencia de la voluntad humana frente a las adversidades.


Reflexión Final

Integrar las dimensiones ontológica, filosófica y teológica nos ofrece una comprensión más profunda del libre albedrío y su relación con los imponderables. Este análisis nos invita a:

  • Reconocer nuestras limitaciones sin caer en el determinismo absoluto.
  • Valorar nuestra capacidad de elección dentro de las posibilidades reales.
  • Asumir una responsabilidad ética hacia nosotros mismos y los demás, considerando los factores que afectan nuestras decisiones.

Al entender que el libre albedrío se ejerce en un contexto complejo, podemos tomar decisiones más informadas y empáticas, tanto a nivel personal como social.

Si deseas profundizar en alguno de estos puntos o explorar cómo aplicarlos en situaciones concretas, estoy aquí para continuar la conversación.